¿CÓMO ESCRIBEN LOS NIÑOS Y JÓVENES COLOMBIANOS?





¿CÓMO ESCRIBEN LOS NIÑOS Y JÓVENES COLOMBIANOS?



Conclusiones del Primer Concurso Nacional de Cuento RCN & Ministerio de Educación






















Presentación

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Tomando como punto de partida los 32.032 cuentos que participaron en el Primer Concurso Nacional de Cuento RCN y Ministerio de Educación en homenaje a Gabriel García Márquez, los ministerios de Educación y de Cultura decidieron adelantar dos estudios que les permitieran responder a la

pregunta ¿Cómo escriben los niños y jóvenes colombianos?


Los estudios estuvieron a cargo del Grupo de Investigación dilema (Didáctica de la Lengua Materna y la Literatura), de la Universidad del Quindío; y de un grupo de trabajo del Departamento de Literatura de la Pontifica Universidad Javeriana de Bogotá.

Las conclusiones fueron presentadas en Cartagena el 28 de enero de 2009, en un foro moderado por el periodista Juan Gossaín y en el que participaron Mónica López, directora de Calidad del Ministerio de Educación Nacional y Clarisa Ruiz, directora de Artes del Ministerio de Cultura. También asistieron en calidad de comentaristas la escritora Yolanda Reyes, el escritor Nahum Montt (director de la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa –RENATA) y el investigador de la Universidad Javeriana, Mauricio Pérez.

En este documento, el Concurso Nacional de Cuento comparte con docentes, investigadores, estudiantes y demás personas interesadas en el proyecto, los resultados de ambos estudios y los comentarios de los escritores e investigadores invitados al foro.




ESTUDIO Y RESULTADOS PRESENTADOS POR EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL

El Grupo de Investigación DiLeMa (Didáctica de la Lengua Materna y la Literatura), de la Universidad del Quindío, adelantó para el Ministerio de Educación Nacional el proyecto “Análisis de una muestra representativa de los relatos presentados al Concurso Nacional de Cuento Gabriel García Márquez (2007)”, a través del cual se buscaba generar hipótesis sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje de la escritura y proponer recomendaciones para su didáctica.

Con este análisis de 3.200 cuentos aleatorios se pretendió, además, responder a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las competencias escriturales de los estudiantes y qué calidad de prácticas docentes se reflejan en los cuentos? ¿Qué características se evidencian en los cuentos en cuanto a construcción de dimensiones y niveles textuales? ¿Qué sugerencias pueden formularse para mejorar la enseñanza de la escritura?

El proyecto se estructuró desde un enfoque mixto entre los métodos cuantitativo y cualitativo, con los modelos textuales de Van Dijk y De Beaugrande - Dressler. Del estudio se desprende, como conclusión, la necesidad de replantear las prácticas docentes en torno a la didáctica de la producción de textos escritos (narrativos o no) y de acoplarlas significativamente a lo que piden los Lineamientos Curriculares de Lengua Castellana y los Estándares Básicos de Competencias en Lenguaje, sobre todo en cuanto a la concepción del texto como acto de comunicación y de la escritura como proceso. Esto implica el reconocimiento de los diferentes tipos de texto, la diferenciación entre oralidad y escritura, el manejo de estructuras narrativas más complejas como fruto de la lectura y la consolidación de una voz propia que se valga de la narrativa para expresar una visión particular y amplia del mundo.

Del estudio realizado por el Grupo DiLeMa se puede destacar lo siguiente:

En primer lugar, si se piensa que el texto es un acto de comunicación entre un autor y un lector, la investigación revela que los estudiantes muestran fortalezas en términos del cumplimiento de las condiciones iniciales del proceso de escribir un cuento (selección del tema, identificación de su estructura general, elección de las palabras adecuadas y primera versión). Sin embargo, se evidencian muchas dificultades a la hora de llevar esa intención a la escritura, pues no se adelantan las estrategias de revisión, corrección y reescritura que se desprenden del reto de escribir para ser leído. Esto se refleja en la profusión de erratas, los descuidos en la redacción definitiva del texto, los problemas en el uso de signos de puntuación y conectores, la pobreza en la construcción de oraciones complejas y la segmentación en párrafos, etc.


En segundo lugar, se advirtieron tropiezos en el uso del computador durante la fase de transcripción de los textos, ya que aspectos ortográficos, de acentuación y de empleo de sinónimos se vieron seriamente comprometidos por el uso descuidado de las herramientas automatizadas de corrección que proveen los programas procesadores de textos. Esto supone un nuevo desafío al docente con el fin de cultivar en sus estudiantes una nueva subcompetencia ligada al manejo crítico del medio digital y de sus herramientas.

En tercer lugar, el conjunto de textos escritos permitió apreciar las inquietudes concretas de los autores a partir de los temas que plantean. Violencia: el conflicto armado del país con diferentes enfoques; desesperanza: con frecuencia acompañada de profundas preguntas existenciales; amor: fuerte tendencia a los temas románticos, al amor adolescente con figuras y situaciones prototípicas; valores: el cuento como medio para exponer los valores deseables para la sociedad; patriotismo: se exalta el país y sus cualidades; maltrato: maltrato familiar, abandono infantil, tragedias intrafamiliares, la mujer como víctima de todas las formas de violencia, carencias afectivas, abuso sexual; ecología: defensa del medio ambiente, con visión idílica y soluciones mágicas; sueños: triunfo económico, superación de las dificultades, anhelos de paz, de salvar el planeta o el país de la destrucción y la maldad, el valor de la amistad, la solidaridad y la realización personal. Sorprendió, además, encontrar muy pocas historias ambientadas en entornos urbanos, el peso casi nulo de lo regional y la falta de humor en el desarrollo de los relatos.

De igual forma, se evidencio una notoria presencia de cuentos con intención moralizante, lo cual se puede relacionar con el tipo de textos que se leen en la escuela (en su mayoría fábulas y obras de autoayuda) que, por obedecer a valores socialmente indiscutibles, no permiten el diálogo genuino con el lector.



Conclusiones

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1.     Los resultados hacen pensar que los estudiantes:

-          Controlan los aspectos estéticos, pero pasan por alto la inspección de erratas.
-          Construyen correctamente oraciones simples, pero tienen problemas con las oraciones compuestas.
-          Muestran dominio en el ámbito oracional, pero no alcanzan a llegar al texto.
-          Conocen el sentido de las palabras, pero no juegan con ellas de modo creativo.
-          Demuestran una clara intención narrativa, pero no consuman una interlocución genuina.
-          Operan revisiones estructurales, pero olvidan la corrección de aspectos formales.
-          Reconocen inicialmente que escriben para un lector, pero con el correr del texto lo olvidan.
-          Tienen clara la estructura de un cuento, pero fracasan en su escritura.
-          Tienen una historia completa por contar, pero sólo reconocen la posibilidad de hacerlo linealmente.
-          Conciben la idea general del texto, pero no lo construyen sistemáticamente a partir de párrafos que aporten unidades de sentido.
-          Usan el computador para la escritura de sus textos, pero delegan en él la tarea de corrección.
-          Consiguen textos coherentes, pero no alcanzan a hacerlos cohesivos.
-          Definen personajes, pero no los ponen a dialogar significativamente.
-          Saben que un cuento cuenta una historia, pero olvidan que expresa además una visión particular del mundo.
-          Saben que un texto puede enseñar, pero desconocen que un texto literario no necesariamente tiene que hacerlo.
-          Pueden armar con fluidez historias para la oralidad, pero no alcanzan a conseguirlo en la escritura.
-          Dominan el texto narrativo, pero no llegan hasta el cuento literario.

2.   Todo esto permite deducir que los docentes:


-          Dominan el texto narrativo, pero no llegan hasta el cuento literario.
-          Han prestado más atención a la presentación estética de los textos que al control de aspectos notacionales que pueden afectar en igual medida la legibilidad de los mismos.
-          Han dedicado más tiempo a la construcción de oraciones que a la construcción de textos.
-          Han trabajado más en las concepciones globales del tema que en las microestructuras que lo soportan.
-          Han centrado sus esfuerzos más en el tema que en las condiciones de enunciación del texto.


-          Han permitido que sus estudiantes incorporen las nuevas tecnologías a sus procesos de escritura, pero no los han alertado sobre sus limitaciones.
-          Han trabajado más en el fondo de los textos que en su forma.
-          Han privilegiado más el qué de los textos que el cómo.
-          Han rastreado más las características del texto narrativo que las del cuento literario.
-          Han prestado más atención a la descripción que al diálogo.
-          Han buscado más la coherencia que la cohesión de los textos.
-          Han prestado más atención a la primera intención que a la consumación de la misma.
-          Han puesto a sus estudiantes a confiar más en la inspiración que en el trabajo sobre el texto.
-          Han consolidado más estrategias de acceso al conocimiento y de planeación que de producción textual y de revisión.
-          Han aplicado más la evaluación de los textos que la auto–evaluación y la co- evaluación.
-          Han destinado más los textos de los estudiantes a la evaluación prescriptiva que a la socialización en instancias distintas a la escuela.
-          Han prestado más atención a la cantidad de textos que escriben sus estudiantes que a su calidad.
-          Han desarrollado más las tareas aisladas de escritura que los proyectos completos de aula en los que la escritura tenga sentido.
-          Han trabajado más obras monológicas que dialógicas.
-          Han pensado la escritura más para la escuela misma que para la vida.
-          Han trabajado más la lectura que la escritura.
-          Han trabajado más en la oralidad que en la escritura.



¿Qué pueden hacer los directivos de las instituciones educativas para cualificar los procesos de desarrollo de competencias comunicativas en los estudiantes?

Redoblar los esfuerzos que vienen realizando a favor de:


-          El fomento a la investigación educativa en el aula.
-          El apoyo a la formulación, desarrollo y evaluación de proyectos de aula.
-          La insistencia en el trabajo en torno a los Lineamientos Curriculares de Lengua Castellana y los Estándares Básicos de Competencias en Lenguaje.
-          La permanente capacitación de los docentes –no sólo de Lenguaje- en cuanto a la enseñanza de la lectura y la escritura de los textos propios de cada disciplina.
-          El liderazgo en cuanto a los procesos de lectura y escritura en todas las áreas (no sólo en la de Lenguaje).






¿Qué pueden hacer los
docentes de lenguaje para cualificar los procesos de desarrollo de competencias comunicativas en los estudiantes?


Mantener sus esfuerzos en cuanto a:


-          La investigación en el aula.
-          El trabajo en redes académicas
-          Los hábitos de lectura y escritura.
-          El estudio crítico de los Lineamientos Curriculares de Lengua Castellana y los Estándares Básicos de Competencias en Lenguaje.
-          La reflexión sobre la didáctica de la Lengua Materna y la Literatura.
-          El trabajo sobre las tipologías textuales y los géneros discursivos.
-          Sostener la estrategia de textualización del aula que propone Jolibert.

Redoblar sus esfuerzos en cuanto a:


-          Estrategias cognitivas y metacognitivas de producción textual y de revisión.
-          La lectura de obras literarias que propongan visiones más complejas.
-          Los mecanismos de control de aspectos notacionales que pueden afectar la legibilidad de los textos.
-          La auto–evaluación y la co-evaluación de los textos que escriben los estudiantes.
-          La calidad de los textos que escriben los estudiantes.
-          La reflexión sobre las limitaciones de las herramientas automatizadas de corrección de los programas procesadores de textos.
-          La    cohesión    de    los    bloques    microestructurales  que    alimentan   la macroestructura textual.
-          La planeación, diseño y evaluación de proyectos de aula en torno a géneros discursivos precisos cercanos a los intereses y necesidades de los estudiantes.
-          Las condiciones de enunciación de los textos que van a producir los estudiantes.
-          Las implicaciones del escribir para ser leído.
-          La concepción de la escritura para la vida, desde un enfoque funcional- comunicativo.
-          En   resumen,  recuperar   la   concepción   de   la   escritura   como   práctica sociodiscursiva


Desafíos didácticos

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1.       Propiciar el salto de la oración al texto.
2.      Pasar de las obras monológicas a las dialógicas.
3.      Fortalecer los hábitos de autocorrección.
4.      Replantear las relaciones usuario-computador.
5.      Consolidar la cultura del escribir para ser leído.








ESTUDIO Y RESULTADOS PRESENTADOS POR EL MINISTERIO DE CULTURA


El Ministerio de Cultura contrató un equipo de trabajo del Departamento de Literatura de la Universidad Javeriana, solicitando un análisis y evaluación de los 90 cuentos finalistas del Primer Concurso Nacional de Cuento RCN-Ministerio de Educación, desde un punto de vista literario y cultural, orientando la investigación con preguntas relativas a lo que revelan los cuentos como elaboraciones creativas y estéticas, a sus contextos culturales y vitales y a la posible imagen de país que en ellos se vislumbra, no sólo temáticamente sino también desde el uso mismo del lenguaje literario y las estructuras de la ficción.

El equipo de trabajo determinó cinco niveles de análisis como categorías para evaluar y comparar los cuentos dentro de cada categoría del Concurso (1. Estudiantes hasta séptimo grado; 2. De octavo a once grado; 3. Universitarios) y entre las tres categorías. Los niveles de análisis fueron:

1.     Observaciones textuales o escriturales: Se evaluaron ortografía, puntuación y gramática, entendiendo por ésta el manejo de múltiples elementos conducentes a la construcción y conexión de oraciones (morfología, sintaxis, preposiciones, pronombres, conectores, escogencia léxica).
2.    Recursos literarios: Fueron evaluados aspectos diegéticos: tipo y complejidad del narrador y lógica interna; cronotópicos: manejo del tiempo y eficacia descriptiva; y de la construcción de personajes.
3.    Concepción narrativa: Se partió de las mismas observaciones de lectura, notándose el predominio de ciertos modelos tradicionales, como el cuento fantástico, la fábula, el relato realista (introspectivo, de situaciones existenciales o sociales) y la recreación mítica, atravesados casi todos ellos por una fuerte inclinación moralizante o didáctica, no del todo ajena al patrón subyacente de la fábula. Los investigadores hicieron notar, por ejemplo, la gran cantidad de cuentos en que los animales intervienen bien como personajes o como referencias simbólicas muy importantes).
4.    Temas: Fueron cuantificados a través del procedimiento de la combinación de tres palabras-clave por cuento, obteniéndose como resultado que, en general, la reflexión sobre los valores humanos y el tema de la violencia en muy diversas manifestaciones eran los más recurrentes.
5.    Contextos: Los mundos desde los cuales y hacia los cuales se contaron las historias fueron determinados a partir de cada cuento. Se observó que muy pocos se movían en el ámbito de la realidad nacional o de contextos socio- culturales específicos; primó lo fantástico.

Resultados de la categoría 1

Estudiantes hasta séptimo grado

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Respecto a la capacidad narrativa, se demuestra que quienes los escribieron tienen habilidades para articular de manera lógica y coherente una historia desde el comienzo hasta el final, de forma que el lector se siente atraído por su lectura. Sin embargo, hay un desconocimiento casi generalizado de los recursos gráficos destinados a distinguir, por ejemplo, entre los diálogos de los personajes y la narración misma, lo cual dificulta, con frecuencia, la lectura fluida de los textos.

Sobre el dominio del lenguaje (gramática, ortografía y puntuación) se percibe que todos los autores conocen las normas, pero aún no hay un dominio total de las mismas. Así como no hay ningún cuento que carezca de signos de puntuación o de signos ortográficos o cuya sintaxis manifieste un pensamiento incoherente, tampoco hay un solo cuento impecable.

Pese a que los cuentos fueron escritos en computador, ninguno fue sometido a la revisión ortográfica y sintáctica que proporciona el procesador de palabras. De esta manera, los “errores” tienen un valor significativo, pues constituyen un síntoma sobre la enseñanza y el aprendizaje de la lengua castellana en la escuela.

El deseo, el talento, el interés y el gusto por la escritura no necesariamente están asociados con un conocimiento y dominio del idioma en que se escribe.

La mayoría de los personajes principales son niños o niñas, lo cual indica que los autores se identifican bien sea de manera ficticia o real con el personaje principal.

Se puede percibir que algunas de las narraciones están inspiradas en hechos reales que han afectado o afectan a los autores de los cuentos, es decir, que las circunstancias sociales o la percepción crítica de la sociedad circundante han inspirado los relatos.

Se manifiesta capacidad para construir mundos imaginados, es decir, para la alegorización de la realidad, pues no se basan en un simple calco de realidades vividas.

En gran parte de los cuentos prima una intención didáctica, en el sentido de proporcionar una enseñanza.

Resultados de la categoría 2

Estudiantes de octavo a once grado

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En esta categoría se notó que los factores imaginativos y comunicativos prevalecen sobre la elaboración estética y el interés de corrección textual. Se percibe una cierta ansiedad por comunicar rotundamente un mensaje a través de la sorpresa, lo insólito, lo onírico o lo fantástico.

En general se delega esta función a la historia y a sus episodios anómalos y muy rara vez a los elementos verbales y estructurales de la narración. En ocasiones, una imaginación rica y exuberante, o un singular y agudo tratamiento temático, son escamoteados por deficiencias en la construcción y conexión de las frases, por el uso impropio del vocabulario o la pobreza descriptiva. En otras oportunidades, es la propia coherencia interna de la historia o en la construcción de personajes lo que debilita el efecto narrativo.

En lo que atañe a los factores textuales puede apreciarse un determinado conocimiento (o vigilancia) de leyes ortográficas y gramaticales. Aquí los aspectos críticos tienen que ver con la puntuación, que es caótica en buena parte de los cuentos, en el uso de conectores y preposiciones y en la escogencia léxica.

Respecto de los recursos literarios, la mayoría de los cuentos revela una cierta conciencia de los elementos básicos para la construcción del cuento: la determinación de un punto de vista, la caracterización de personajes y la disposición de sucesos en el tiempo. Rara vez se llega a elaboraciones más allá de las convenciones básicas, y algunos cuentos incurren en frecuentes incoherencias en el manejo de estos tres aspectos. Es de notar en general la poca atención prestada a describir o sugerir los espacios o topografías del relato.

Los autores prefieren la indagación interior o psicológica sobre lo anímico, emocional, sentimental o metafísico. Esta característica signa en buena parte la concepción narrativa de muchos de los cuentos, que suelen privilegiar una mirada interior en detrimento del relato de realidades exteriores. Se espera con ello generar reflexiones y significados sobre los sucesos, más que dejar que ellos hablen por sí mismos.

Es evidente una gran dificultad o impericia para manejar las convenciones del diálogo y la intervención autónoma de los personajes. Como dato positivo, otros cuentos apelan al humor para sacudirse del peso del melodrama o el patetismo.

Los temas predominantes refieren a situaciones violentas, al mundo de los sueños, a la exaltación de la imaginación como valor, poder o vocación y al amor como realidad, posibilidad o conflicto.


Pocos cuentos muestran una convincente representación de experiencias vitales o de conocimiento plausible del contexto que postulan. En algún cuento, por ejemplo, se presentan personajes de nombres rusos que han vivido en París, pero los indicios cronotópicos que hagan al lector pensar en un ambiente o contexto ruso o parisino son, aparte de los mencionados, inexistentes. El contexto que tiende a ser más elaborado es el de la ciudad (no identificada), en el cual ciertos elementos violentos de la vida callejera (indigencia, delincuencia, tráfico), de la agitación y la velocidad del hombre urbano, contribuyen a la unidad estructural del cuento.

Es necesario mencionar que se destacan unos pocos cuentos en esta categoría que revelan un cabal cumplimiento, y oficio, del arte narrativo y de la práctica literaria del género cuentístico como medio de expresión y comunicación de situaciones y experiencias humanas.


Resultados de la categoría 3

Estudiantes universitarios

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Desde el punto de vista de la construcción textual, los cuentos de esta categoría en su mayoría demuestran competencias gramaticales, de sintaxis y de coherencia en la escritura; asimismo, privilegian por igual la narración en tercera y en primera persona, con mezclas esporádicas de perspectivas narrativas. El uso del lenguaje no obedece a experimentaciones formales sino que en la mayoría de los casos sobresale su factura cotidiana y su alejamiento de retóricas eruditas o de referencias herméticas.

En términos generales, se destaca el manejo de la coherencia interna de la historia y el manejo del tiempo narrativo, lo cual genera distintos efectos expresivos para el lector.

En los cuentos se evidencian siete vertientes: por una parte, algunos con una marcada noción de pregunta por la identidad, enfocada en algunos casos desde el tema del doble, del individuo que aún no sabe quién es o cómo asumir sus máscaras, tema que, a su vez, en ciertos casos se da desde la sexualidad o el compromiso —asumir la fidelidad, el conocimiento del cuerpo, la búsqueda erótica, la bisexualidad.

Otros cuentos tratan temas cercanos a la violencia en Colombia, no tanto desde lo partidista o político, sino desde lo agresivo: la presencia de la guerrilla o los paramilitares, mostrando cierto temor o relación con la decadencia. Son relatos


que revelan displacer, desencanto o perplejidad. Unos más, se refieren al anhelo de la infancia perdida o truncada por la vida misma; la búsqueda de la muerte como manera de anticiparse a la voluntad de Dios; la presencia de animales y su significado, y la reflexión desde la intimidad del individuo que trasciende a la escritura.


Conclusiones

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La creatividad sobre la estética


Tanto dentro de los criterios de los participantes como de los evaluadores finales han primado los relativos al ejercicio de la creatividad imaginativa por encima de los específicamente estéticos. Por supuesto, hay un importante y minoritario grupo de cuentos que delata un alto grado de preocupación estética; pero al mismo tiempo un buen número de cuentos en todas las categorías, y cuyos valores imaginativos son evidentes, dejan ver una notable pobreza tanto en su construcción narrativa y el manejo de recursos literarios como en el uso mismo de la lengua, a veces caótico y al que no parece habérsele realizado una revisión o corrección. En otros, el producto presentado supone la posibilidad, muy recomendable, de que el estudiante vuelva a trabajar el texto, de paso afinando su experiencia literaria y potenciando al máximo sus talentos creativos, que de todos modos, para el caso del género cuentístico, implica la puesta en práctica y el desarrollo de determinadas destrezas escriturales obvias, así como cierta sensibilidad especial para la recepción y comprensión del género.

Realidad nacional


Para el caso de los noventa cuentos finalistas, un aspecto destacable es el de la escasa atención prestada a las realidades nacionales (sólo diez cuentos de los adultos contextualizan en este ámbito), a temas socio-culturales y en general a la “vida real” individualizada. No muchos cuentos parecen partir de experiencias vitales (esos pocos están más bien en la categoría de los niños), de entornos sociales en que se vive, y menos de un diálogo con la realidad del país. Ninguno de los anteriores contextos constituye fundamento teórico o constitutivo de un texto narrativo, pero en cambio podemos relacionar estas ausencias o despreocupaciones con las dificultades de los autores para contextualizar apropiadamente sus propias historias, trátese de historias fantásticas o “reales”.

Concepción de lo literario


Aunque la mayoría de los cuentos refleja un mayor o menor grado de interés y de concepción de lo literario, y a veces incluso un alto grado de formación lectora y de conocimiento del lenguaje literario, en general no hay mucha claridad a este respecto, especialmente en lo relativo a diferenciar una oralidad de la vida diaria (no la oralidad que procede de la tradición) de los códigos propios de la escritura y sus mecanismos para expresar con eficacia ideas, sentimientos, visiones de mundo y eventos significativos.

Sugerencias del estudio

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-          Reforzar la instrucción y práctica de las competencias escriturales, no sólo en la educación media y secundaria. Las universidades también deben mantener su compromiso en este aspecto educativo. Así mismo, espacios alternos como los talleres literarios no deben excluir de sus objetivos la constante revisión, corrección y diálogo sobre las estructuras más básicas de la expresión escrita.
-          Estimular la creación y el mantenimiento de talleres literarios y de escritura creativa, tanto independientes como ligados a entidades educativas, interconectar dichos talleres, divulgar sus mejores realizaciones y fomentar la reflexión y el debate sobre su teoría y práctica vinculándolos con las realidades del mundo de hoy.
-          Desarrollar y fortalecer en todo proceso educativo y de formación literaria el pensamiento crítico e independiente, y la necesidad de estar bien informado tanto sobre la compleja marcha del mundo de hoy con sus problemas y desafíos, como del entorno nacional y local.
-          Seguir insistiendo en el auspicio de la lectura no sólo (y no tanto) como instrumento de conocimiento de disciplinas diversas sino ante todo como un objetivo en mismo para relacionarse por vías alternas con el mundo que nos rodea y otras experiencias humanas. Por supuesto, la recomendación recae con especial énfasis en la lectura de libros literarios (novelas, cuentos, poesía, teatro, ensayos, diarios, cartas, etc.).






INTERVENCIÓN DE LOS COMENTARISTAS


Una vez presentados los resultados de los dos estudios en el foro, ¿Cómo escriben los niños y jóvenes colombianos?, se abrió un espacio para que tres comentaristas compartieran sus consideraciones con el auditorio.

YOLANDA REYES

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Escritora colombiana. Fundadora y directora del proyecto cultural de animación a la lectura y expresión artística Taller Espantapájaros. Licenciada en Ciencias de la Educación con especialización en Literatura de la Universidad Javeriana. Realizó estudios de postgrado en Lengua y Literatura Española en el Instituto de Cooperación Iberamericana de Madrid. Entre sus obras destacadas se encuentra El Terror de Sexto B, María de los Dinosaurios, Los años terribles, entre otras. Actualmente es columnista del diario El Tiempo.

Comentarios


Es evidente que tenemos serias debilidades en la formación de los niños como escritores, pero esas debilidades arrancan mucho antes de lo que uno pensaría.

Últimamente me he especializado en hacer de jurado de concursos literarios. Y hay una mala noticia. Leyendo el estudio de DiLeMa, pensaba que si hicieran el estudio de los últimos concursos en los que he sido jurado (adultos escribiendo cuentos para niños), casi que podríamos extrapolar las conclusiones: estamos escribiendo una sola vez, estamos escribiendo para nosotros mismos casi a la manera de “Querido Diario”, estamos olvidando que hay un lector. No hay una intensión comunicativa. Todos los maestros sabemos que estas cosas están pasando, que estamos rajados en escritura.

El estudio de DiLeMa hablaba de que los cuentos de alguna manera muestran una radiografía de las prácticas pedagógicas en el aula y de los mecanismos de pensamiento y corrección de los niños. Pero yo iría más atrás. ¿Dónde está la familia en todo esto y cuándo se instauran estas debilidades?

Cuando yo leo que los niños “no tienen voz propia en la literatura”, yo digo,
¡Caramba!, la construcción de la voz propia es un trabajo de toda la vida, y es uno de los desafíos de todo escritor.

¿Cómo se construye la voz propia? Yo creo que robando voces en el sentido literal. Y mis preguntas aquí son: ¿dónde está la literatura?, ¿dónde está ese gran texto simbólico que nutre cognitiva y emocionalmente a los niños desde mucho tiempo


antes de entrar a la escuela?, ¿dónde están los libros, las bibliotecas, los relatos?,
¿dónde está la familia?

Escribir no es solo transcribir de lo oral a lo escrito. Escribir es asumir que hay otro que no está presente y que eso implica unas operaciones de planeación, de estructuración del lenguaje. No tenemos las manos, no tenemos la voz: eso hay que convertirlo en signos de puntuación.

Además de la circunstancia feliz de encuentro entre Cultura y Educación –que yo no creo que sea la circunstancia de encuentro entre ortografía y arte–, no podemos seguir hablando de las macroestructuras por un lado, y de lo lúdico por el otro. Ni siquiera en los estudios. No sigamos viendo el lenguaje escrito como la producción escrita, sino el lenguaje como un continuo, fluido, en el que todo está enlazado, en el que hay ancestros.


MAURICIO PÉREZ ABRIL

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Docente de la Facultad de Educación de la Universidad Javeriana. Director del grupo de Investigación Pedagogías de la lectura y la escritura. Participó como coordinador en la construcción de los lineamientos curriculares de Lengua Castellana del Ministerio de Educación Nacional. Ha adelantado diferentes investigaciones a nivel nacional e internacional en el campo del lenguaje. Actualmente es candidato a Phd en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional.


Comentarios


Quiero resaltar la preocupación de que el carácter público de la escritura pareciera no estar rondando ni las mentes de nuestros niños y jóvenes ni las aulas de la educación básica, media y universitaria. ¿Qué responsabilidades están asociadas con esa idea de la escritura pública?

A raíz de esto me pregunto: ¿qué mueve a un niño a atreverse a enviar un texto a un concurso literario, sin que haya pasado por la lectura de un par?, ¿el niño se leyó a sí mismo?, ¿alguien lo leyó?, ¿cuántas veces y en qué condiciones?

Como hablo desde el lado de la pedagogía, resalto esta idea. Pero también me pregunto si no es un efecto del concurso, y eso para que lo pensemos: un concurso pide un producto y esto puede ser tomado por un concursante como “quiero ganar el premio a toda costa”. Eso puede tener muchas implicaciones.


También puede ser un efecto de la pedagogía, porque si estoy acostumbrado a escribir para ser calificado, validado o invalidado, de todas maneras es una escritura que no está pensada para ser leída de este modo y pasar por varios espacios de discusión.

Dado que estamos en un laboratorio escritural tan grande, debemos preguntarnos cómo crear unos mecanismos para que la escritura pública que está asociada a calcular los efectos de lo que digo por escrito, construir un interlocutor potencial, a quien le voy a hablar, en qué tonos, con qué cuidados. Esto implicaría que tal vez no lleguen muchos cuentos al concurso, porque esa conciencia de lo que es la escritura pública le haría abstenerse al participante. Pero seguramente el próximo año o los siguientes, los sometería a este proceso.


NAHUM MONTT

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Escritor. Director de la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa, RENATA, del Ministerio de Cultura. Ha sido docente de literatura en diferentes universidades del país y fue asesor pedagógico en el proyecto de uso de medios y nuevas tecnologías del Ministerio de Educación Nacional. Es egresado de Literatura de la Universidad Nacional y tiene una maestría en Educación de la Universidad Externado de Colombia. Entre sus obras más destacadas se encuentran Midnight dreams y El Eskimal y la Mariposa, con la cual obtuvo el Premio Nacional de Novela en el 2004.

Comentarios


Yo siempre he tenido la sospecha de que la literatura es como una especie de espejo de tinta en el que todos nos contemplamos. Y donde leemos a los otros pero también nos leemos a nosotros mismos.

Es curioso que unos textos literarios generen una cantidad de apreciaciones tan distintas. El texto está allí, sigue siendo el mismo, es el que está publicado.

Siento que el objetivo principal con el que se creó este concurso en el año 2007 fue que no se considerara sólo un punto de llegada, un concurso más, como el de las editoriales comerciales que premian a un ganador. El objetivo inicial fue que se

convirtiera en un punto de partida para que confluyeran en él las miradas de lo que se está escribiendo en este país.

Desde el Ministerio de Cultura, desde el proyecto RENATA, la mirada de los investigadores fue más allá del nivel textual y se enfocó en la dimensión estética de los textos: cómo estaban construidos, el efecto que lograban transmitir, etc.


Más allá de escribir para ser evaluados, habría que pensar que estas escrituras que se generan a partir del Concurso, sean escrituras no sólo para comunicar sino para aludir realidades, para seducir al lector, incluso como una forma de resistencia.

En RENATA hemos ido descubriendo que nos estamos moviendo en una escritura que se reivindica a partir de una forma de catarsis, terapia, reconciliación con el otro. Pero también le estamos apostando a la escritura como una forma de alegría, de felicidad donde el encuentro con la palabra escrita sea una forma feliz de comunicarse con los otros.
















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