La escritura de la danza
FACEBLUS
Compañía: Danza
Combinatoria. Coreografía y dirección: Rosario Cárdenas. Actores: Jakelín
Balladares, Melany Capote, Dasiel Cruz, Guillermo Martínez y Richard
Echevarría. Iluminación, escenografía y vestuario: Carlos Repilado. Música en
vivo: Dúo Karma y Franqui Corbea. Día: 20 de octubre. Lugar: Gran Teatro Falla.
Aunque la danza sea el
arte del movimiento y se centre en lo físico, también necesita de la escritura,
es decir de una dramaturgia sólida que limpie, fije y dé esplendor. Si se la
deja fluir sin orden, aunque el espectador también es creador -papel que le
otorga la teoría de la recepción- interpretará según su mundo interior y se
perderá la intención de quien decide expresarse a través del baile. El elenco
hace honor al título del espectáculo, pues son cuerpos potentes que bailan con
energía, pero se echa de menos un ritmo dramático en la coreografía que se
encaje con el de la parte musical, de gran nivel e interpretado en directo de
manera sencilla y eficaz, destacando el tema Nada me sostiene.
Asimismo, en la medida de lo posible, la puesta en escena debería adornar y
completar el trabajo del intérprete, creando atmósferas y ambientes apropiados,
en correspondencia con los pasos y evoluciones. Por ello, cada individuo verá
en este trabajo fragmentos y escenas diversas que se suceden de forma lineal y
podrá imaginar ritos de paso, sexo y violencia, juegos de amor, elecciones
equivocadas, liberaciones y esclavitudes. Pero no podrá entra en comunión ni en
la catarsis colectiva propia de cualquier ritual de las artes escénicas.
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